Día a día, 25 pasos que pueden llevarnos a la verdadera Navidad: Jesús Naciendo en nuestros corazones

martes

DÍA 22: Limpio mi lenguaje


“De la abundancia del corazón habla la boca”
Si mi lenguaje está lleno de impurezas, de violencia verbal, de desprecio, ¿cómo puede estar mi corazón?
Si mi lenguaje no reconoce a los otros con sus nombres, y en su lugar uso apodos, giros de moda (“¡Eh, tú, pelao!”, “¿Qué pasa mar...?”). Si mi trato usa la distancia de las funciones: Licenciado, Profe, Doctor,... podré ser muy cortés o muy grosero en uno de los dos casos, pero... ¿mi corazón se abre a limpiamente al otro en cada encuentro?

Hoy vamos a hacer una cura lingüística. Es una técnica experimental de cierto riesgo. Puedo cambiar solo por fuera y terminar con un síndrome agudo de hipocresía. Pero puede tener éxito, y que el cambio exterior del lenguaje suscite y desate un cambio interior del corazón.
Voy a cuidar mi lenguaje. Voy a limpiarlo de violencia y de groserías.
Pero también lo voy a limpiar de términos distanciadores como los títulos y las funciones.
Y también voy a eliminar las palabras genéricas que usamos los jóvenes y sirven para todo, y al final nos dejan tan pobres para lo importante: ¡super! ¡chévere! ¡calidad! ¡de que te c...!.
Limpiaré mi lenguaje, con la esperanza de que se limpie así mi corazón.